mi primer acto matutino es recoger el periódico y ahí mismo en la puerta leer los titulares. La noticia que me llega es "Murió Harold Pinter, el dramaturgo más importante de la segunda mitad del siglo XX". Me quedó ahí parada y pienso en que me es un nombre tan familiar como lo puede ser Benedetti o Gelman; pienso en lo políticamente consistente y consecuente que era y felizmente no "polite", es decir no políticamente correcto, sino correctamente político, muy crítico al gobierno norteamericano y a sus intervenciones en la política de otros países como en el golpe militar en Chile, la guerra del Golfo, el bombardeo a Kosovo, la invasión norteamericana a Irak; fue crítico al apoyo británico a las políticas norteamericanas e incluso junto a su mujer formaron un grupo opositor a las políticas de Margaret Thatcher (grupo 20 de junio).
Cuando me interesaba por la historia del teatro y leía teatro en los primeros años universitarios (ahora el tiempo...) por ese inevitable afán de saber lo que mi padre había hecho en el teatro experimental cuando estudiaba medicina y para también entender lo que hacía la abuela propia (o sea la mía) todas las mañanas a puerta cerrada en la sala chica (es decir en el escritorio de su casa con la máquina de escribir de teclas redondas ¿underwood?) dedicada a escribir teatro para niños, fue que descubrí ese alucinante género y también, entre otros, el nombre de Harold Pinter que debe haber sido uno de los primeros que me hizo sentido (en esos años de activismo).
Foto: Max Nash/AP
Escribió numerosas piezas teatrales (The Room, el Conserje, Tea Party, La fiesta de cumpleaños, El amante, Viejos Tiempos, Traición, Tierra de Nadie, Ashes to Ashes, etc.) más de veinte guiones cinematográficos (el más conocido "La amante el teniente francés"), dirigió montajes teatrales con el Gate Theatre de Dublín y el Royal National Theatre y por sus obras ha sido distinguido con premios tales como El Premio Shakespeare, Premio Especial Laurence Olivier y El Premio Austriaco de Literatura Europea; fue, además nombrado director de la Asociación de Teatro Nacional en Inglaterra y doctor Honoris causa por las universidades de Reading, Glasgow y Stirling.
Pues leo el periódico, siento pena y pienso que ya no está más...
Calla el dramaturgo rebelde Harold Pinter "...fue el eje del teatro británico, donde se impuso con un inequívoco estilo hecho de pausas, modismos y juegos de palabras para intentar clarificar las personalidades de los protagonistas de sus obras. Para Pinter, el silencio podía expresar incluso más violencia que la palabra más dura"
cuando la vida con sus vericuetos que propician la confusión se interpone contrariando ese sentimiento en el que confluyen, por vez primera, lo bello con la esencia misma del ser en un cúmulo de las coincidencias mas elementales, en el mismo fin del mundo, sentimiento que aviva los sentidos, las alegrías y la fuerza en el encuentro con un otro con quien se comulga en la sincronía de códigos, con un mismo lenguaje sin notar que es distinto el acento, en ver muchas cosas de la vida semejantes, en el compartir el desarraigo; cuando ese encuentro hace salir ese sentimiento profundo y enraizado que viene de lo más hondo del alma y que confluye, además, con el sentir de esa música, esos sonidos, esas voces y jadeos...cuando la vida hace una zancadilla que conduce al vacío que hiere al sentimiento...entonces, se regresa a la palabra primaria buscándo consuelo, a la más básica, a la que fue en la infancia, aquella, la que se supo por el hablar con los padres, la que fue motivo de dibujo y de tantas tardes, tantas, grabadas en el recuerdo con la imagen vívida de ese libro gastado, de páginas amarillentas, pasadas tantas y tantas veces y que hasta ahora está en ese mismo cajón de la madre; es entonces cuando lo único que queda es volver, anteponiendo el yo que se refugia en el silencio buscando respuestas y calma, al mismo Platero de siempre...
F.
PLATERO Y YO
“a la memoria de Aguedilla, la pobre loca de la calle del Sol que me mandaba moras y claveles”
PLATERO
Platero es un burro pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.
Lo dejo suelto, y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico,rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente: "¿Platero?", y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal...
Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar, los higos morados, con su cristalina gotita de miel...
Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña ... pero fuerte y seco como de piedra. Cuando paso sobre él los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo:
-Tiene acero ...
-Tiene acero. Acero y plata de luna al mismo tiempo.
EL LOCO
Vestido de luto, con mi barba nazarena y mi breve sombrero negro, debo cobrar un extraño aspecto cabalgando en la blandura gris de Platero.
Cuando, yendo a las viñas, cruzo las últimas calles, blancas de cal con sol, los chiquillos gitanos, aceitosos y peludos, fuera de los harapos verdes, rojos y amarillos las tensas barrigas tostadas, corren detrás de nosotros, chillando largamente:
-¡El loco! ¡El loco! ¡El loco!
... Delante está el campo, ya verde.
Frente al cielo inmenso y puro, de un incendiado añil, mis ojos -¡tan lejos de mis oídos!- se abren noblemente, recibiendo en su calma esa placidez sin nombre, esa serenidad armoniosa y divina que vive en el sin fin, del horizonte... Y quedan, allá lejos, por las altas eras, unos agudos gritos, velados finamente, entrecortados, jadeantes, aburridos:
-¡El lo ... co! ¡ El lo ... co!
JUEGOS DEL ANOCHECER
Cuando, en el crepúsculo del pueblo, Platero y yo entramos, ateridos, por la obscuridad morada de la calleja miserable que da al río seco, los niños pobres juegan a asustarse, fingiéndose mendigos. Uno se echa un saco a la cabeza, otro dice que no ve, otro se hace el cojo...
Después, en ese brusco cambiar de la infancia, como llevan unos zapatos y un vestido, y como sus madres, ellas sabrán cómo, les han dado algo de comer, se creen unos príncipes:
-Mi padre tiene un reloj de plata. -Y el mío un caballo. -Y el mío una escopeta.
Reloj que levantará a la madrugada, escopeta que no matará el hambre, caballo que llevará a la miseria...
El corro, luego. Entre tanta negrura, una niña, con voz débil, hilo de cristal acuoso en la sombra, canta entonadamente, cual una princesa:
Yo soy la viudita Del Conde de Oré...
... ¡Sí, sí! ¡Cantad, soñad, niños pobres! Pronto, al amanecer vuestra adolescencia, la primavera os asustará, como un mendigo, enmascarada de invierno.
-Vamos, Platero...
EL PAN
Te he dicho, Platero, que el alma de Moguer es el vino, ¿verdad? No; el alma de Moguer es el pan. Moguer es igual que un pan de trigo, blanco por dentro, como el migajón, y dorado en torno -¡oh sol moreno!- como la blanda corteza.
A mediodía, cuando el sol quema más, el pueblo entero empieza a humear y a oler a pino y a pan calentito. A todo el pueblo se le abre la boca. Es como una gran boca que come un gran pan. El pan se entra en todo: en el aceite, en el gazpacho, en el queso y la uva, para dar sabor a beso, en el vino, en el caldo, en el jamón, en él mismo, pan con pan. También solo, como la esperanza, o con una ilusión...
Los panaderos llegan trotando en sus caballos, se paran en cada puerta entornada, tocan las palmas y gritan: "¡El panaderooo!"... Se oye el duro ruido tierno de los cuarterones que, al caer en los canastos que brazos desnudos levantan, chocan con los bollos, de las hogazas con las roscas...
Y los niños pobres llaman, al punto, a las campanillas de las cancelas o a los picaportes de los portones, y lloran largamente hacia adentro: ¡Un poquiiito de paaan!...
LA ARRULLADORA
La chiquilla del carbonero, bonita y sucia cual una moneda, bruñidos los negros ojos y reventando sangre los labios prietos entre la tizne, está a la puerta de la choza, sentada en una teja, durmiendo al hermanito.
Vibra la hora de mayo, ardiente y clara como un sol por dentro. En la paz brillante, se oye el hervor de la olla que cuece en el campo, la brama de la dehesa, la alegría del viento del mar en la maraña de los eucaliptos.
Sentida y dulce, la carbonera canta:
Mi niño se va a dormir en gracia de la Pastora ... Pausa. El viento en las copas ...
... y por dormirse mi niño, se duerme la arrulladora ...
El viento ... Platero, que anda, manso, entre los pinos quemados, se llega, poco a poco.... Luego se echa en la tierra tosca y, a la larga copla de madre, se adormila, igual que un niño.
Andrés Segovia "La Arrulladora" de Mario Castelnuovo-Tedesco(Guitarra y lectura-narración e imagen)
ESCALOFRÍO
La luna viene con nosotros, grande, redonda, pura. En los prados soñolientos se ven, vagamente, no sé qué cabras negras, entre las zarzamoras.... Alguien se esconde, tácito, a nuestro pasar.... Sobre el vallado, un almendro inmenso, níveo de flor y de luna, revuelta la copa con una nube blanca, cobija el camino asaeteado de estrellas de marzo... Un olor penetrante a naranjas ... humedad y silencio... La cañada de las brujas....
-¡Platero, qué ... frío!
Platero, no sé si con su miedo o con el mío, trota, entra en el arroyo, pisa la luna y la hace pedazos. Es como si un enjambre de claras rosas de cristal se enredara, queriendo retenerlo, a su trote...
Y trota Platero, cuesta arriba, encogida la grupa cual si alguien le fuese a alcanzar, sintiendo ya la tibieza suave del pueblo que se acerca ...
EL ALBA
En las lentas madrugadas de invierno, cuando los gallos alertos ven las primeras rosas del alba y las saludan galantes, Platero, harto de dormir, rebuzna largamente. ¡Cuán dulce su lejano despertar, en la luz celeste que entra por las rendijas de la alcoba! Yo, deseoso también del día, pienso en el sol desde mi lecho mullido.
Y pienso en lo que habría sido del pobre Platero, si en vez de caer en mis manos de poeta hubiese caído en las de uno de esos carboneros que van, todavía de noche, por la dura escarcha de los caminos solitarios, a robar los pinos de los montes, o en las de uno de esos gitanos astrosos que pintan los burros y les dan arsénico y les ponen alfileres en las orejas para que no se les caigan.
Platero rebuzna de nuevo. ¿Sabrá que pienso en él? ¿Qué me importa? En la ternura del amanecer, su recuerdo me es grato como el alba. Y, gracias a Dios, él tiene una cuadra tibia y blanda como una cuna, amable como mi pensamiento.
NOSTALGIA
Platero, tú nos ves, ¿verdad?
¿Verdad que ves cómo se ríe en paz, clara y fría, el agua de la noria del huerto; cuál vuelan, en la luz última, las afanosas abejas en torno del romero verde y malva, rosa y oro por el sol que aún enciende la colina?
Platero, tú nos ves, ¿verdad?
¿Verdad que ves pasar por la cuesta roja de la Fuente vieja los borriquillos de las lavanderas, cansados, cojos, tristes en la inmensa pureza que une tierra y cielo en un solo cristal de esplendor?
Platero, tú nos ves, ¿verdad?
¿Verdad que ves a los niños corriendo arrebatados entre las jaras, que tienen posadas en sus ramas sus propias flores, liviano enjambre de vagas mariposas blancas, goteadas de carmín?
Platero, tú nos ves, ¿verdad?
Platero, ¿verdad que tú nos ves? Sí, tú me ves. Y yo creo oír, sí, sí, yo oigo en el poniente despejado, endulzando todo el valle de las viñas, tu tierno rebuzno lastimero...
En primera instancia somos un destino y en última instancia un disparate. No sé quién se habrá ocupado de crearnos, tan indefensos, tan soberbios, tan inauditos, tan curiosos.
Sin embargo sin embargo y con embargo somos un misterio que está siempre en el borde del abismo. El universo sólo sabe burlarse de nosotros, nos abanica con la pantalla de la muerte como si fuera una novedad. ¡Si sabremos que el no existir existe!
Somos un disparate porque así y todo buceamos en la fe, buscamos el cielo cuando la lluvia lo desaparece y abrimos los brazos cuando las catástrofes nos cercan.
Somos un disparate porque elegimos el crepúsculo desde la terraza y nos metemos en la noche sin ninguna exigencia.
Aquí y allá enfrentamos paradojas, inventamos palabras de locura, paréntesis de ansiedad. Y así andamos, descalzos, por las piedras, sin que el alredededor nos haga mella. Y mientras tanto, el mundo mudo nos contempla y el corazón nos sigue. Qué disparate
Hermosa y controversial a la vez, "violenta y tierna" (como dice una canción), la fiesta de toros genera cada día más discusión y polémica, a medida que nuestras sociedades se internan en la cultura light de la nueva era, a medida que los intelectuales hablan en los foros académicos sobre la posmodernidad y que los medios de comunicación reemplazan progresivamente las ágoras donde se discutía la filosofía, por capítulos renovados de Los Simpson y el Internet permite que niños de Argentina y de la India, se maten en los juegos en red, sin mirarse a los ojos, y sin saber quién está del otro lado de la línea.
El encanto de la fiesta brava tiene algo de inexplicable, porque no es racional, porque no responde a silogismos o números. Tiene algo de atávico, pues nos remite a la emoción más primaria; el miedo y al enemigo más esencial; la muerte. (Seguir leyendo...)
La forma de vida de miles de familias La fiesta de los toros alimenta a un vasto circuito que trasciende a sus actores directos, de acuerdo a una revisión de la estructura del espectáculo taurino en Ecuador, alrededor de 80 sectores se benefician en forma directa e indirecta con la organización de espectáculos taurinos. (Seguir leyendo...)
El triunfador de la segunda novillada celebrada en la Feria Jesús del Gran Poder. El español Miguel Ángel Delgado cortó una oreja a cada uno de sus ejemplares, en el festejo de ayer en el coso de Iñaquito. Foto:EL COMERCIO
Sebastián Castella estropeó sus faenas con la espada. En la gráfica, el francés practica el toreo al n atural. Estuvo entregado toda la tarde, pero no estuvo acertado a la hora de ejecutar la suerte suprema. Foto:EL COMERCIO
El Juli lidió con el toro Pajarito de la ganadería Triana. Foto: EL COMERCIO
Un derechazo pinturero del matador francés. El diestro galo Sebastián Castella alborotó a los tendidos de la plaza. Toreó a gran nivel a Cazador, que fue lidiado en cuarto lugar durante el festival de ayer.
El flamenco trasciende los acentos El género es uno de los íconos de España. Allá existen escuelas de formación. Al país, la música llega con las fiestas de Quito. Audio ►Andalucía es la cuna del flamenco: Andalucía es la cuna del flamenco: José Barrios, bailador y coreógrafo andaluz
Gabriela Paz y Miño. Corresponsal en Madrid
‘Puedo asegurarte que no entendían lo que decían, pero se rompían sobre el escenario”. El ‘bailaor’ y coreógrafo andaluz José Barrios no ha olvidado la imagen de los japoneses que cantaban flamenco dejando alma y voz sobre las tablas… sin saber nada de español.
No son los únicos flamencos nipones que ha visto en sus giras, pero sí los más apasionados. Tampoco se han borrado de su memoria el público alemán o al canadiense que “con lo fríos que son” aplaudían a rabiar y llenaban cada noche los teatros en sus giras. Ni a los cubanos que, en su última visita, la mostraron cuánto ha calado el ritmo en la isla…
“La pasión es universal. Y la pasión es la base del flamenco”. Así se explica este artista, quien ha paseado su espectáculo por muchos sitios del mundo y que forma parte, actualmente, del grupo de ‘bailaores’ de la sevillana María Pagés. (seguir leyendo...)
Susanna Hall, actriz de musicales en Los Ángeles y Nueva York, estudia flamenco en Madrid. Ella encuentra en el flamenco algo único, una pasión enorme.
“Cuando bailas, sientes la fuerza del flamenco, el contraste después con la suavidad, la ternura. Todo eso es universal, lo puedes sentir vengas de donde vengas”. (seguir leyendo...)