martes, 8 de diciembre de 2009

chucho valdés

aun recuerdo la mezcla de sensaciones cuando por primera vez escuché a Irakere. Debe haber sido a fines del 77 o comienzos del 78, cuando en un cassette de Silvio Rodríguez, que me regaló un amigo que optó por dejar de serlo cuando me casé, venían un par de piezas del grupo cubano. Jazz, si ritmo sincopado como ese que se escuchaba en casa, pero... con algo más que no podía definir. Me inquietaba mientras repetía la palabra "Irakere" insistentemente en mi interior. El cassette de Silvio lo tocaba día tras día, sin embargo, lo que más esperaba eran los sonidos de ese "Irakere" desconocido.





En ese repetir sonidos se me empezaban a dibujar nombres fundamentales del jazz latino como Paquito D'Rivera, Arturo Sandoval, Chucho Valdés.

En estos días, por casualidad talvez, ha sonado especialmente Chucho Valdés, talvez porque estará en Santiago acompañando con su piano la profunda voz de Concha Buika. Pero no es que suena ahora, sino desde esos tiempos de Irakere.

Toda esta palabrería para nada más transcribir una excelente nota sobre Chucho Valdés y sú última producción que, casualmente, aparece hoy en EL PAÍS y que, para variar, transcribo.

Tomado de EL PAÍS

Chucho Valdés cambia el paso al jazz afrocubano
El pianista asegura volver a su música con 'Chucho's Steps'

MAURICIO VICENT La Habana 07/12/2009

Todavía está caliente el premio Grammy que acaba de ganar con Bebo por 'Juntos para siempre', y Chucho Valdés ya está terminando un nuevo disco de jazz afrocubano que será otro hito en su carrera. 'Chucho's Steps' es el título de este trabajo, que llega después de siete años de colaboraciones con artistas como Charles Aznavour, Pablo Milanes, Concha Buika o su famoso padre, Bebo Valdés. "Necesitaba volver a mi música y experimentar cosas nuevas", confiesa el pianista, que a sus 68 años ha creado una nueva banda, los Afrocuban Messengers, con la que pretende romper moldes. "Para mi es el comienzo de un nuevo camino", asegura.

En 1973 Chucho fundó Irakere, una superorquesta de doce músicos con la que obtuvo su primer Grammy por 'Misa negra'. La experiencia duró algo más de 25 años, hasta que en 1998 vino el segundo gran cambió de registro al empezar a trabajar en formato de cuarteto (piano, bajo, batería y congas). Sobre esa misma base, ahora ha introducido saxo, trompeta y la voz de un intérprete de cantos afrocubanos. Con estos "mensajeros" y unos arreglos llenos de complejidad, se ha planteado la "herejía" de "introducir un cambio conceptual en la rítmica afrocubana". En algunos temas la clave cubana y el tumbao aparecen en compases compuestos, algo nada habitual, y así muchas audacias en este disco.

En los estudios Abdala de La Habana todo ha marchado sobre ruedas. La mayoría de los ocho temas que componen el disco (algunos de 10 minutos) han salido a la primera toma, y eso que todos están llenos de vericuetos y dificultades técnicas. El que más se ha resistido ha sido el que da título al CD, 'Chucho's Steps', un guiño a Coltrane y una verdadera prueba de fuego para los músicos. "Me puse la soga al cuello, pero me la quité", suspira.

Nada tiene que ver este trabajo con el que realizó con Bebo a cuatro manos y que le acaba de dar su sexto Grammy ("Mi papa lleva ocho", puntualiza). "En 'Juntos para siempre' sólo hicimos lo que solíamos hacer en casa, pero en un estudio", dice Chucho. Para él, es el premio más valioso de su carrera. "Mi padre fue y es mi maestro y grabar juntos ese disco era un gran sueño".



La voz se le quiebra al hablar de algo que acaba de suceder: desde que se conoció que habían ganado el Grammy la televisión cubana no ha mencionado a Bebo por ningún lado; hasta lo entrevistaron a él para hablar del disco, pero la noticia salió editada y se ocultó el nombre de su padre, que lleva exiliado casi medio siglo. "Estoy indignado", dice. "Siento una gran frustración. No entiendo como se puede omitir un nombre que ha dado tanta gloria a Cuba. Y además es mi papá... Nunca voy a tolerar esto". Resulta que el disco acaba de ser nominado para un nuevo premio de la academia de la música de EE.UU.

Chucho vuelve a concentrarse en el trabajo. Ataca 'Danzón', un tema "que empieza como balada, sigue a ritmo de danzón y chachachá, y termina como R&B". Todo el disco es así, un reto tras otro. 'New Orleáns' homenajea a la familia Marsalis y recrea un ambiente 'Dixieland', pero a lo cubano. 'Zawinul Mambo' es un tributo al genial creador y teclista de 'Weather Report', Joe Zawinul, el primer músico que le aconsejó en 1979 hacer una banda pequeña para darle mayor protagonismo al piano. 'Yansá', dedicada a la deidad afrocubana Oyá, es la única pieza que incluye cantos yorubas. Valdés es rotundo: "es el mejor disco instrumental que he hecho en mi vida".

Los Afrocuban Messengers darán su primer concierto en La Habana el 17 de diciembre, día de San Lázaro y de Babalú Ayé. Después comenzarán las giras por todo el mundo para presentar 'Chucho's Steps', el primer CD que realiza para 'Comanche', su propia compañía, después de años con Blue Note. Con esta disquera hizo seis trabajos, dos de los cuales obtuvieron Grammys ('Live at Village Vanguard' y 'New Conceptions', ambos con el cuarteto). De la mano de Blue Note, a finales de los noventa Valdés entro de lleno en el mercado norteamericano, pero la administración Bush cerró las puertas a todos los músicos cubanos al aplicar leoninamente las leyes del embargo. Desde 2004 lleva sin tocar en EE.UU.

"Ahora las cosas empiezan a cambiar. El Gobierno de Obama acaba de dar visados a músicos como Pablo Milanés, la compositora Zenaida Romeu o Juan Formell, y eso es una buena noticia". Dice Chucho que, en todos lados, "la política debe fomentar la cultura, no entorpecerla". Y expresa un deseo: "ojala que los pasos de este disco sirvan para tender nuevos puentes".


Como punto aparte, incluyo tres videos de Bebo y Chucho Valdés, en momentos diferentes:







1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, queria invitarte a que agregues tu blog a planetachileno.cl
es un directorio de webs y nos gustaría que estuvieras.
saludos

Diego