y no hablaré del mar ahora, sólo porque la costa tiene muchos paisajes.
Y está el interior de Manabí, allá donde los ceibos conversan entre ellos, se miran, se acompañan, se saludan con sus brazos-ramas y se mandan besos con los pájaros y mantienen sus propios espacios.
Y también en esos paisajes hay otros habitantes.
Entre ellos están los gallinazos, pájaros oscuros, que quien sabe, a lo mejor al igual que las plumas tienen el corazón negro.
Ellos sólo buscan animales muertos, se alimentan de carroña y sobrevuelan a los árboles y a los ceibos, los miran a lo lejos y seguramente sienten celos porque embellecen el paisaje con su desparramo de ramas, de paz y de manifiesto cariño-de-ceibos.
¿Serán los gallinazos aves que se resintieron porque no se quedó en ellos lo más bello, y que por más que le ronda la vida que es alegre, no pueden impregnarse de ella porque no podrán ser lo que ya no fueron?
5 comentarios:
Aunque no la conozco lo suficiente de mis vueltas por estos lares de la red la tengo simpatía. De mis vueltas por la vida reconozco la altura moral y la elegancia para responder de esta manera el anónimo que le pusieron en la entrada anterior. Toda una lección: responder las malasleches con la palabra exquisita, las puñaladas traperas con metáforas.
Me quito el sombrero y beso su mano ecuatoriana
Gracias, Atanasio. Lamentablemente no he podido entrar a su blog para saludarle en su espacio.
Poesía, mucha poesía. Besos.
Que agobio con cualquiera que te este molestando...no le des mente como dice mi hija chica. Sigue escribiendo y no se te ocurra abandonarnos con tus cielos crespos y lunas grandes.
G. Andrade (usando el anonimo solo porque no tengo web ni nada de eso)
gracias, G.
Publicar un comentario