lunes, 25 de mayo de 2009

quito: a los tanques de el placer en bicicleta


la llegada a Quito fue en miércoles; el viernes partíamos a las cinco y quince de la tarde desde la sede de Biciacción en la Jipijapa hacia el sur para encontrarnos con más gente en la Plaza Foch. En Quito hay dos organizaciones que trabajan el tema de la bicicleta en la ciudad: Biciacción y Ciclópolis. Empezaron como una sola y lamentablemente ahora trabajan por su cuenta. Hace un tiempo que sigo las actividades que Biciacción realiza dentro de Quito y los paseos fuera de la ciudad y, lo reconozco, con lejanas ganas de participar; es por es que en cuanto llego me integro a una.


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Primera sorpresa grata, el seguir por una ciclovía continua entre la Jipijapa y la Mariscal; aun cuando los chicos de Biciacción se quejan porque las curvas y desvíos la hacen más larga, creo que es una gran ventaja tener una vía que permite cruzar un trecho tan amplio de norte a sur de manera segura y a un ritmo y velocidad constantes, además de transversal a la congestión generada por el tráfico vehicular y sin contagiarse del estrés circundante. Esto último talvez parezca poco real por tratarse de un paseo puntual, pero por mi andar tantos años en bicicleta sé bien que la desconexión es real.

Los automovilistas son la primera desilusión. En los cruces peatonales ellos tienen preferencia por imposición. Me llama la atención, seguramente, por la costumbre de cruzar las calles en Santiago con relativa confianza mientras los choferes de automóviles e incluso del Transantiago se detienen hasta que pasen los peatones, como acá se lanzan incluso con cierta agresividad.

La segunda sorpresa es encontrarse en la Plaza Foch, desde donde partiremos a las seis y treinta por la ciclovía de la Amazonas, a Claire y Cristian. Claire hacía un taller de mecánica básica de bicletas, en el Festival de Bicicultura del 2007 en el Parque Forestal de Santiago, cuando la conocí. Juntos iban a iniciar en esos días el regreso a Quito en bicicleta, tenían presupuestados seis meses para cruzar la Argentina, Bolivia y el Perú. Ahora me cuentan que les tomó siete meses y medio y sus ojos muestran felicidad al contar la hazaña.


Claire y Christian, originally uploaded by dibufoto.

Al final de la Amazonas atravesamos el parque de El Ejido y llegamos a la 10 de Agosto, por donde seguimos hacia el centro. El cruce del parque es hermoso, entre árboles añosos y a oscuras. Los chicos aclaran que eso sólo se puede hacer en grupo. Me preocupa la inseguridad ciudadana; tema para pensar (leer a Fernando Carrión: "La (in) seguridad: un estado de situación en Ecuador").

Llegamos a la Plaza del Teatro donde hay un músico que aglutina a la gente. Una ligera demora mientras se repara una bicicleta del grupo integrado por 25 personas.


plaza del teatro, originally uploaded by dibufoto.

Durante todo el trayecto el espíritu de cooperación y solidario es permanente. Al cruzar las calles muy transitadas una o dos personas cruzan sus bicicletas para evitar que algún automovilista vaya a adelantarse mientras todo el grupo pasa. Hay siempre un guía y al final otra persona, mientras dos o tres más se desplazan sugiriendo, ayudando y dando consejos a los miembros del grupo que tenemos algúna falta de destreza o inconveniente.

Subimos hacia San Francisco, la última parada y en una de las esquinas de la plaza descansamos por unos minutos y contemplamos las iglesias iluminadas en una noche despejada. Nos preparamos para la subida.


san francisco, originally uploaded by dibufoto.

Subimos por la Bolivar hasta el final y tres cuadras más arriba de la Chimborazo los dosmilochocientosveinte metros de altura de Quito se hacen notar. Ya en la subida del Placer hay que empujar la bicicleta y los pies se encargan de acortar el camino, mientras algunos suben pedaleando la cuesta; es bonito y estimulante verlos.

Nos dirigimos al Parque-Museo del Agua o Yaku, que en quichua significa agua que está en la cima del barrio "El Placer" situado en las faldas de El Pichincha y cuyo nombre, según se dice, es porque era un lugar para actos de purificación y ceremoniales de los Incas.

Allí se ubicaron inicialmente los tanques que abastecían de agua a Quito desde comienzos del siglo XX y hasta ahora parte del sistema abastece de agua a un sector del centro histórico y del sur de Quito.

La visión de Quito iluminado es única. Me detengo a tomar fotos y me apuran porque "es peligroso"...ante tanta belleza cuesta asimilar el peligro. Me pregunto si realmente es así ¿dónde está?. Nuevamente, la inseguridad como tema.

Llegamos a los tanques de El Placer, es decir a Yaku, el Museo del Agua donde nos esperan para recorrerlo, en algún tramo está la posibilidad de conversar entre todos sobre el calentamiento global, la contaminación y obviamente cuanto contribuye el uso de la bicicleta y el que muchos más tomen consciencia de sus ventajas.


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Ahora sí, contentos inciamos la bajada de ese tramo de ciudad casi vertical como colgada del cielo; a momentos dan ganas de soltar los frenos y dejarse llevar por el vértigo de la velocidad, el viento en la cara y esa sensación única de libertad que se siente arriba de una bicicleta, sin embargo hay que ir al ritmo de los demás, somos una unidad y compartimos algo especial, además de la conversación.

Llegamos a la Basílica y descansamos por unos minutos antes de seguir con el cruce del Quito nocturno y salpicado de lugares en los que la música ocupa la calle a la par de los que festejan el San Viernes.

Cuando llegamos a la Jipijapa, cerca de las once de la noche, la sonrisa, que ha tenido esta tarde un lugar privilegiado, es sólo la máscara de un estado de alegría intenso.

El cansancio es bienvenido.

Museo del Agua y el Parque de los Tres Elementos

Un tributo al agua que se consume en Quito (HOY, 2005)




2 comentarios:

José Ignacio Lacucebe dijo...

Fantástico paseo en bicicleta.
Me has acercado de forma genial a Quito.
Por aquí los circuitos urbanos existen pero para movimiento individual.
Me informo de la idea.
Lo que aquí es muy interesante son los "carriles bici". En la provincia de Girona hay uno que va desde la zona volcánica del interior hasta el mar Mediterráneo.
Aprovechan antiguas líneas de ferrocarril de vis estrecha que han sido adaptada a este fin.
Unos 70 Kilómetros de paisaje y sin vehículos rodados.
Disfrútalo mucho
Un beso.

PIER dijo...

Que nais lo de pasear en bici.. hace años que no me monto en una..
Me ha gustado mucho la entrada..y las fotitos.. te han quedado super..

Buen fin de semana..
Abrazos.