miércoles, 17 de septiembre de 2008

mario benedetti: otro escaparate

29. Otro escaparate

Desde el horizonte hasta mis ojos con lentes verdes de contacto, el mundo es un escaparate. No más allá del horizonte, porque ahí empieza otro comercio, que seguramente constará de otras vidrieras.

Lo que vemos aquí es tan variado que a veces nos aburre. El atractivo está en lo único, en la morada de la soledad, en el pulso de un corazón marchito, en el tránsito por una pesadilla propia, donde un prójimo nos vigila y otro nos hace trampa.

En el escaparate hay rostros que enamoran, pero antes de conmovernos hay que tener mucho cuidado, porque a veces son simplemente maniquíes y uno se da de cabeza contra sus codos de plástico o sus rodillas de madera. Los verdaderos cuerpos que reclaman y merecen amor andan por la calle, bajo sus paraguas azules o bendecidos por el sol. También la lluvia torrencial lava el amor, lo deja limpio por dos o tres jornadas, y uno, más inocente que nunca, cree que ha ganado el cielo, esa utopía.

En el escaparate de la realidad hay festivales pero también hay cementerios que parecen jardines. La gente se acerca a las tumbas y a los nichos y les deja flores, que pueden ser perdones o remembranzas, pero tres o cuatro crepúsculos después el camposanto será apenas un jardín de flores marchitas.

Mientras tanto, en plazas y calles la vida sigue e improvisa, como si la muerte fuera una invención, una mentira. Y a lo mejor lo es. Uno termina aferrándose a esa imposibilidad, sin advertir que más adentro el alma desfallece.


Tomado de: "Vivir adrede" de Mario Benedetti. Alfaguara 2008

2 comentarios:

Ahlejandro dijo...

me agradó tu blog...
saludos

Waiting for Godot dijo...

Genial. Como todo lo que escribe. Besos.