para seguir con los temas urbanos, un nuevo artículo, esta vez sobre el tema de la descentralización, escrito por Fernando Carrión y publicado en el HOY de Quito.
escentralización
Publicado el 05/Enero/2008 00:00
Lo local tiene una importancia alta casi omnipresente en el campo de la descentralización; al extremo de que se han convertido en sinónimos; pero no solo ello: el localismo asume hoy la condición de ideología compartida con la del municipalismo, la escala humana o el small is beautifull, entre otros. Tan es así que la descentralización o el municipalismo (lo local) se plantean como salidas o alternativas frente al agotamiento del Estado centralista, ineficiente, distante, burocrático y monopólico. A esta propuesta localista o municipalista se la entiende, por una lado, como la célula básica del Estado, a partir de la cual y por suma de las mismas se podría construir un nuevo modelo estatal y, por otra, se considera que el municipio es la instancia más próxima a la sociedad civil y, por tanto, la más democrática (representa la diversidad), eficiente (conoce los problemas) y participativa (más cercana).
Sin embargo, no se tiene en cuenta que la autonomía política no puede desconocer las condiciones en las que opera la economía; y tampoco que la base territorial sobre la cual descansa el Estado no es más eficiente mientras más fragmentado sea. Porque si no se tienen en cuenta esta realidad, lo que se estaría produciendo es una descentralización del poder político que redundaría en una mayor centralización del poder económico.
Debilitar el Estado nacional con la extracción de sus recursos y competencias, sobre la base del conflicto de lo nacional con lo local -que beneficie a este último- solo llevará a erosionar simultáneamente lo nacional y lo local. Por eso hoy el país tiene un Gobierno nacional implosionado, donde sus instituciones están en el peor momento, y unos gobiernos locales explotados.
La descentralización no debe buscar la desaparición del centro porque no está concebida para que ello ocurra. Básicamente la descentralización es un proceso mediante el cual se persigue construir los equilibrios de poderes (centralidades) al interior del Estado. Esto no es otra cosa que un camino con tres sentidos: acercar el poder a la población, construir nuevos poderes y redistribuir el poder existente; todo ello, en la perspectiva de diseñar un nuevo modelo de Estado. No se trata, entonces, de transferir el poder (la centralidad) al mercado, porque eso es privatización; tampoco de fragmentar el poder con el afán de que el mercado deje de ser regulado; y mucho menos de localizar el poder en ciertas regiones ricas que siempre han detentado el poder político y económico. Además descentralizar es construir equilibrios entre las distintas funciones del Estado: ejecutivo, legislativo y judicial.
No olvidemos situaciones recientes en los países de la CAN: Venezuela tuvo un plebiscito que produjo un fallido proceso de reconstitución del centro; Bolivia tiene un proceso en condiciones duales; Colombia vive un reflujo hacia el centro por el conflicto armado; y en Perú hay un proceso asimétrico que viene desde el exterior para fortalecer ciertas localidades estratégicas en detrimento del otras. En Ecuador hay buenas condiciones: un escenario como la Asamblea Constituyente y un actor nacional que puede pensar desde la totalidad.
►más sobre temas urbanos aquí
escentralización
Publicado el 05/Enero/2008 00:00
Lo local tiene una importancia alta casi omnipresente en el campo de la descentralización; al extremo de que se han convertido en sinónimos; pero no solo ello: el localismo asume hoy la condición de ideología compartida con la del municipalismo, la escala humana o el small is beautifull, entre otros. Tan es así que la descentralización o el municipalismo (lo local) se plantean como salidas o alternativas frente al agotamiento del Estado centralista, ineficiente, distante, burocrático y monopólico. A esta propuesta localista o municipalista se la entiende, por una lado, como la célula básica del Estado, a partir de la cual y por suma de las mismas se podría construir un nuevo modelo estatal y, por otra, se considera que el municipio es la instancia más próxima a la sociedad civil y, por tanto, la más democrática (representa la diversidad), eficiente (conoce los problemas) y participativa (más cercana).
Sin embargo, no se tiene en cuenta que la autonomía política no puede desconocer las condiciones en las que opera la economía; y tampoco que la base territorial sobre la cual descansa el Estado no es más eficiente mientras más fragmentado sea. Porque si no se tienen en cuenta esta realidad, lo que se estaría produciendo es una descentralización del poder político que redundaría en una mayor centralización del poder económico.
Debilitar el Estado nacional con la extracción de sus recursos y competencias, sobre la base del conflicto de lo nacional con lo local -que beneficie a este último- solo llevará a erosionar simultáneamente lo nacional y lo local. Por eso hoy el país tiene un Gobierno nacional implosionado, donde sus instituciones están en el peor momento, y unos gobiernos locales explotados.
La descentralización no debe buscar la desaparición del centro porque no está concebida para que ello ocurra. Básicamente la descentralización es un proceso mediante el cual se persigue construir los equilibrios de poderes (centralidades) al interior del Estado. Esto no es otra cosa que un camino con tres sentidos: acercar el poder a la población, construir nuevos poderes y redistribuir el poder existente; todo ello, en la perspectiva de diseñar un nuevo modelo de Estado. No se trata, entonces, de transferir el poder (la centralidad) al mercado, porque eso es privatización; tampoco de fragmentar el poder con el afán de que el mercado deje de ser regulado; y mucho menos de localizar el poder en ciertas regiones ricas que siempre han detentado el poder político y económico. Además descentralizar es construir equilibrios entre las distintas funciones del Estado: ejecutivo, legislativo y judicial.
No olvidemos situaciones recientes en los países de la CAN: Venezuela tuvo un plebiscito que produjo un fallido proceso de reconstitución del centro; Bolivia tiene un proceso en condiciones duales; Colombia vive un reflujo hacia el centro por el conflicto armado; y en Perú hay un proceso asimétrico que viene desde el exterior para fortalecer ciertas localidades estratégicas en detrimento del otras. En Ecuador hay buenas condiciones: un escenario como la Asamblea Constituyente y un actor nacional que puede pensar desde la totalidad.
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