mi niña en un rato más va a ver esto y luego podrá distinguir las lomas de Quito, sus calles, aunque no repetirá en su silencio uno a uno los nombres de ellas y no podrá distinguir las casas, pero da lo mismo porque va a sentir la emoción de estar cerca de los abuelos, los tíos, los primos, habitantes de las alturas, a 2.820 metros sobre el mar .
Hace 20 años viajó por primera vez sola a Quito, muy decidida y segura y no faltó hasta los 12 años ninguno, aunque luego, cuando la pequeña ya creció un poco empezaron a ir acompañadas una de la otra.
Y recorerrá sus calles y empezará a hablar con entonación quiteña e incluso pronunciando casi todas las S casi como si fuera de allá y sonreirá con esa dulzura que tiene y luego reirá como ella sabe hacerlo y se pondrá tierna con sus primas más chicas y con el pequeño Amaru y se deleitará con alguna golosina preparada por la tía que ahora es abuela de Amaru y se reirá con el ingenio creativo de la bella danzarina madre del pequeño.
Y se divertirá con los dos primos ya hombres y tendrán temas para hablar. Y la abuela le dará de esos besos tiernos que ella tiene y le abrazará y le preguntará cosas y le contará otras y hablarán y compartirán las lecturas y mi niña le contará de los lugares por donde a andado últimamente.
Y el abuelo se entusiasmará mostrándole sus dibujos, el cuadro que está pintando ahora y los aparatos, todos los aparatos irán apareciendo uno a uno y se sentirán cómplices en eso también, porque ella heredó de el, entre tantas cosas, esa locura por la tecnología y se mostrarán sus computadores y se entusiasmará con el computador de la nieta y verá sus diseños y las cosas que ha hecho y hablarán de fotografía y jugarán con las cámaras del abuelo.
Y vendrá el tío compartirán el entusiasmo por la animación, que el flash, que el adobe no se qué y que esto se hace así y esto asá, hablarán de páginas web y de programas también con la mamá de las primas chicas y entonces llegará la Lele y la abrazará a su chiquitica y le mimará como lo hace conmigo y recordará cuando era una porota y las gracias que hacía y recordarán las cosas que hicieron acá juntas y harán planes para verse y le llamará la To desde Manabí y planearán también para irse a Manta e instalarse frente a la playa.
Y se sentarán a la mesa a comer una de esas sopitas de la abuela que son de verdad y de segundo ese alguito más que se alarga y todos en la mesa entre risas y el típico sirvete un poquito más, pero si no has comido casi nada y ponle otro poquito y prueba de esto que te va a encantar y esto que no has comido nunca, pero otro poco más que te has de quedar con hambre y será el inicio de un mes a ese ritmo, sin contar las cosas tipicas que se coma en otros lados y aunque sea mucho se acordará que hay que creer que es poco para, como sea, dejar un espacio para la comida de la abuela que no perdona y entonces, mi niña tendrá esa mirada transparente, alegre y dulce que sólo ella tiene y sus ojos se verán más bonitos que nunca y se sentirá quiteña y se sentirá tan querida y estará feliz y en algún momento se dará cuenta emocionada que a excepción del abuelo y la abuela a los que les llama así porque ella lo decidió cuando tenía un año, a todos les dice por su nombre y con todos, sin excepción, tiene una cercanía única y una complicidad que sólo entre tanto amor de familia existe y se reconocerá, una vez más, como parte de esta familia y se sentirá grande en cariño y dichosa en esa que también es su tierra.
2 comentarios:
mama yo creo todo menos lo de las eses hahaha, oye la flo ya comió cevicheeee
yo quiero uno de atuuuunnn mama hazme un ceviche de atuuuuunnnnn.
buena idea, bonita!
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